Perspectivas del sector eólico en India
En la reciente Cumbre sobre el Clima celebrada en Glasgow (COP-26), el Primer Ministro indio Narendra Modi anunció el objetivo de que India alcanzara en 2030 la capacidad de generar 500 Gw a través de fuentes no fósiles.
Teniendo en cuenta que la presente capacidad nuclear y de grandes instalaciones hidroeléctricas apenas sobrepasa los 50 Gw, significaría que India necesita desarrollar sus fuentes renovables en los próximos 9 años hasta alcanzar la impresionante cifra de 450 Gw.
Un reciente estudio publicado por el Lawrence Berkeley National Laboratory denominado “2030 India Report” concluía que el mix energético más eficiente en términos económicos para alcanzar este objetivo estaría compuesto por 307 Gw de energía solar, 142 Gw de energía eólica y otros 15 Gw de otras fuentes alternativas.
Este nuevo anuncio fue acogido con cierto grado de escepticismo por parte del sector, ya acostumbrado a este tipo de anuncios por parte de las autoridades. No en vano, está cercano a cumplirse el primero de los horizontes establecidos por el presente Gobierno Modi a su llegada al poder en 2014, cuando anunció que India alcanzaría los 175 Gw renovables en 2022, de los cuales 60 Gw de ellos provendrían de la energía eólica.
La realidad presenta un escenario muy lejano a ese objetivo, habiendo cruzado tan solo hace un par de meses el umbral de los 100 Gw, con menos de 40 Gw de ellos provenientes de una energía eólica en horas bajas desde el año 2017.
En lo referente al sector eólico, el gobierno indio ha apostado por depositar sus esperanzas en la tecnología off-shore, habiendo promulgado hace 6 años la National Offshore Wind Energy Policy. Varios estudios realizados durante los últimos años, determinaron que el enorme potencial eólico de los 7.600 kms de costas de India se concentraban especialmente en Tamil Nadu y Gujarat (entra ambos 71 Gw de los 140 Gw estimados para 2050). Hace más de tres años, India dio luz verde a la construcción de su primer proyecto de 1 Gw en las costas de Gujarat y establecía que para 2022 se alcanzarían los 5 Gw totales.
La realidad es que, a día de hoy, no se ha puesto ni la primera piedra del proyecto. Indudablemente la energía offshore presenta múltiples beneficios con respecto a los proyectos en tierra, como la disponibilidad de espacio, la falta de oposición de las comunidades locales o el impacto sobre las especies animales. Pero esas ventajas no son suficientes para cubrir su mayor déficit; requieren de una enorme inversión en infraestructura y evacuación, y su generación es mucho más cara.
Esa falta de obtener recursos por parte de las diversas administraciones ha puesto el proyecto en vía muerta, y con él, a los planes de desarrollar un volumen significativo de proyectos a corto y medio plazo.
Ante este panorama, el gobierno indio parece estar reconsiderando su estrategia volcada hacia el off-shore, y replanteándose cuáles son los elementos que debieran ser corregidos a fin de poner al país en la senda de la generación de los más de 10 Gw anuales que serían requeridos para alcanzar el target de la COP-26.
El año 2022 podría suponer un punto de inflexión decisivo en el sector eólico indio. Sin duda alguna, la energía eólica podría ser uno de los mejores ejemplos de la política Atmanirbhar Bharat o India Autosuficiente del gobierno Modi. A diferencia de otros sectores, India cuenta con la capacidad de fabricar de forma local el 90% de los componentes de los aerogeneradores y de alcanzar la capacidad necesaria de los 10 Gw anuales para alcanzar el target del año 2030.
Para este fin, India debe dar una solución a los principales retos que se están planteando en el escenario actual: la disponibilidad de terreno, la conectividad y costes de transmisión de la electricidad y el uso eficiente de los recursos disponibles.
Tras el anuncio realizado en Glasgow, el gobierno indio parece decidido a afrontar estos retos mediante la implantación inmediata de una serie de medidas que pueden suponer un cambio radical en el escenario actual.
En primer lugar, India ha eliminado desde el pasado día 30 de noviembre, los costes de transmisión interestatal de la energía eólica, buscando que el uso de las energías renovables se generalice no tan sólo en los estados productores. Este paso es importante, pero deberá ser complementado con la imposición efectiva de las obligaciones de adquisición de energías renovables por parte de los estados (RPO).
En segundo lugar, se está preparando una modificación al sistema de subastas energéticas que eliminará la obligatoriedad de un lote mínimo de 50 Mw, dando paso así a pequeños inversores e industrias que podrán acudir a las subastas para su consumo captivo. La eliminación de los costes de trasmisión hará más atractivo aún este acceso al “pequeño” consumidor.
Pero probablemente la modificación más importante que se está gestando es la desconexión de la red de aquellas instalaciones obsoletas con más de 20 años de vida. En estados pioneros de la energía eólica como Tamil Nadu, existen más de 3.000 Mw provenientes de instalaciones ya amortizadas con un rendimiento del 20%, cuando las máquinas actuales superan el 40%. Estas instalaciones están ocupando las mejores localizaciones.
Han sido numerosos los intentos del gobierno para fomentar el repowering de estos parques eólicos antiguos, pero el dudoso retorno a tan importante inversión hacía que los propietarios de estos prefirieran seguir manteniendo los mismos con una baja productividad. Esta medida ya no daría mucho margen a estos propietarios, que se verían obligados a actualizar estas instalaciones.
Las ventajas de esta opción de modernización de instalaciones existentes son evidentes. No requiere de la adquisición de nuevos terrenos ni grandes obras de conectividad a la red. Se optimizarían gran parte de estos equipos que están generando menos de 750 Kw a generadores con capacidad superior a los 3 Gw.
Si bien todas estas medidas son positivas, no serán suficientes si no se proveen de los recursos necesarios. En estos momentos la deuda de las compañías de distribución eléctrica a los productores supera holgadamente los 1.000 millones de euros. Las compañías eléctricas estatales son un negocio ruinoso para las arcas públicas lo que limita enormemente la capacidad de las mismas de realizar inversiones. Y si hablamos de inversión y de recursos estatales necesarios, ya se ha publicado una evaluación de la inversión necesaria por parte del Gobierno de India para alcanzar el target de 450 Gw: UN BILLÓN DE EUROS.
Por el momento, el Gobierno Indio ha aprobado una inversión de 172 millones de euros en el capial de IREDA, a fin de posibilitar a este organismo la financiación de proyectos de renobables por valor de 1.400 millones de euros, lo que permitirá añadir entre 3.5 y 4 Gw en los próximos años.